Con la radiofrecuencia se crea un campo eléctrico entre la punta activa del electrodo situado en el punto diana del tejido que queremos lesionar y la placa de material conductivo que se coloca en una zona del cuerpo, que cierra el circuito. El electrodo está aislado completamente a excepción de la punta, que se denomina punta activa. La longitud de la punta activa variará entre 2 y 15 mm, dependiendo del tamaño de la lesión que queramos conseguir.

El paso de corriente a través de este circuito provoca un movimiento de iones en el tejido, lo que provoca calor. La producción de calor es mayor donde la densidad de corriente es mayor que es alrededor de la punta del electrodo. Aquí el tejido se calienta y calienta a su vez la punta del electrodo. De este concepto se deriva que la punta del electrodo debe estar en íntimo contacto con el tejido a bloquear. El hueso y los vasos pueden dispersar el calor alterando el tamaño y forma de la lesión, disminuyendo los efectos de la radiofrecuencia.